A través de unas gafas 3D, el test introduce al paciente en un aula virtual, entre alumnos y frente a un profesor. Sentado en su pupitre, el niño va recibiendo estímulos auditivos (a través de unos auriculares) y estímulos visuales que aparecen en la pizarra virtual. Ante estos estímulos, él debe responder con un pulsador a las instrucciones del profesor virtual. Los resultados de los diferentes ejercicios son procesados por el programa informático que ofrece, en sólo 20 minutos, un informe completo para el especialista.
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